El primer encuentro



La primera vez que sentí el toque de su mano una chispa de energía recorrió mi cuerpo, mis mejillas se sonrojaron y no pude más que simular toda la noche, conteniendo el impulso de mostrarme un poco más que amistosa ante esa cara de niño. Pude ver levemente sus ojos, y estoy segura que el sintió lo mismo que yo, por eso bajó su mirada y sonrió sin poder evitar mostrarme su nerviosismo. Pensé que tenía 18 años, después escuché su voz y ya no pude volver atrás, mi corazón se estremeció y ese sonido se quedó impregnado en cada espacio de mi pensamiento.

Comentarios

Entradas populares