De cómo el alma se convierte en letras y cómo las letras liberan el alma


La expresión literaria surge la mayoría de las veces sin que uno mismo se lo proponga o lo sospeche; de repente una simple persona llena de sentimientos claros o confusos, se encuentra frente a un trozo de papel con lápiz en mano y plasma ahí el reflejo de su propia alma, el sentimiento puro se convierte en letras y el espíritu se vuelve libre a través de ellas, comienza la nueva experiencia de vivir y escribir.

Una persona se siente guiada hacia la literatura por la enorme necesidad de expresar lo que siente con respecto a aquello que le rodea o, por el contrario, aquello que le inquieta por dentro. Muchas veces las personas más solitarias son aquellas que más se acercan a las letras. Sin el ruido constante de tantas voces, el poeta o el escritor tiene la tranquilidad para explorar dentro de si mismo y extraer de ahí su sentir, combinado con sus experiencias diarias o con las fantasías que crea en su mente. Se escribe sobre el amor, la belleza del paisaje, el andar de las personas en las calles, la religión y la majestuosidad de las ciudades.

Sin embargo lo anterior no es regla; pues la literatura nos muestra sentimientos que no son tan pasivos, sentimientos intensos que surgen de la desesperación, la frustración y la injusticia, esos que desgarran las almas de los hombres y mujeres sensibles, entonces se escribe el sentimiento penetrante, el que duele en el pecho y provoca lágrimas de rabia; la impotencia ante las muertes en las guerras, la violación de la dignidad humana, el deseo de no vivir más y desaparecer, pues lo que existe ya no vale la pena.

El expresar lo que se siente a través de las letras se vuelve una necesidad básica para el escritor y para el poeta. Un verso libera una carga cada vez que es escrito, una novela muestra al mundo un punto de vista nunca antes observado. Siempre será necesario plasmar la experiencia del sentimiento, con un fin o sin él.

Hay quienes crean obras para si mismos, para guardar por siempre el amor jamás confesado, el rechazo de la sociedad o la amargura de sus experiencias traumáticas durante la infancia, escriben su tesoro literario y pretenden que jamás sea visto por el mundo a pesar de su gran valor.

Muchos son aquellos que son atraídos por la literatura para dar a conocer su sentimiento a todo el mundo, con la esperanza de llegar al corazón y la conciencia de la humanidad para mejorar nuestra sociedad y encontrar cada vez más el apoyo entre los seres humanos. En este grupo también se encuentran los que dedican sus escritos a una personas o pequeño grupo de personas, son obras escritas muy en especial para expresar la gratitud, la inconformidad ante ciertas actitudes o hacer una confesión inesperada.

Todas las personas, por lo menos una vez en su vida, deberían escribir algo que muestre su sentimiento y su manera de percibir el mundo, es una forma de dejar un legado a sus familiares o a la humanidad entera. Reflexionar sobre nosotros mismos y lo que sentimos nos hace más grandes y sabios, dejar eso para que otras personas lo descubran y aprecien es también algo importante, darnos a conocer desde adentro y enriquecer al que nos lee el alma a través de la literatura.

Finalmente, podemos saber que para los escritores y poetas la literatura se vuelve un estilo de vida, una necesidad de plasmar en las letras el sentimiento y la experiencia continua del día a día, no importa si el sentimiento es claro o es una revolución en el interior, o si va a ser visto por muchos o jamás será descubierto; lo importante es que cumple con su fin, el de liberar la carga que presiona en alma del ser humano, y aún más maravilloso es cuando otro ser se siente identificado con ese sentimiento y de esta manera es inspirado a ver la vida de una mejor manera.



Escrito para mi clase de Literatura Moderna en la Preparatoria en el año 2005.

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