8 de Febrero



Sé que una noche antes discutimos y que por poco se acaba todo entre nosotros, sé también que todo fue por mi culpa; sin embargo, de una forma rara nos despedimos con un te quiero como si nada hubiera pasado, lo importante era que nos veríamos hoy. 

Cuando se trata de esperar a verte el tiempo es de lo más eterno, las horas pasan rápidas pero pesadas, como un río que arrasa con lo que está a su paso, así la espera va desgastando cada vez más mi paciencia; y cuando se acercan los últimos minutos me pongo nerviosa y sólo busco verme perfecta para nuestro encuentro.

Tengo una obsesión que me lleva a buscar tus palabras constantemente, necesito sentir tu presencia durante todo mi día; lo que era más importante ahora no vale nada en comparación contigo. Pocas veces doy el primer paso para iniciar una conversación aunque mi impaciente necesidad es grande, mis ganas de confirmar lo importante que soy para ti me hacen posible la espera para volver a compartir algo contigo.

Justo treinta minutos antes de la hora en que nos veríamos noté que me llamabas, después de varios intentos al fin coincidió mi mirada con las luces parpadeantes del celular. Al contestar pensaste que no reconocía tu voz, y me pregunté como pudiste haber pensado eso si tu voz es un sonido que llevo grabado profundamente en mi mente; en fin, malas noticias es lo que me explicaste algo angustiado, pero que más podía hacer yo si hay cosas que pasan y simplemente no se pueden cambiar, otra vez no sería posible verte.

Sé que soy muy comprensiva en algunas ocasiones, creo que tú lo sabes y también lo aprecias; tu familia resulta ser muy importante así como para mí lo es también la mía, pienso que estoy orgullosa de que sea así y que sea algo que los dos compartimos; aunque también he llegado a pensar que gracias a esa cualidad tu disponibilidad hacia mí se reduce de una forma abismal.

Ciertamente me sentí muy decepcionada de que por segunda vez fuera necesario cancelar; salí de la oficina a las seis en punto, no tomé el camino usual, sino que caminé junto al mar durante más de una hora pensando y pensando, tantas cosas, haciéndome tantas preguntas, tratando de descifrar la razón y significado de los acontecimientos que vivimos.

Me sentí afortunada de poder tener ese espacio, un espacio para mí, aunque en ese lapso me acompañaron tantos elementos que eran hasta cierto punto fueron hinoptizantes. Estrellas que brillaban con una luz impresionante, luces incandescentes, sonidos de aves, el mar, la brisa sobre mi piel y cientos de imágenes de personas como en un carrusel gigante. Observé a tanta gente, tantos rostros que dicen miles de cosas, cientos de mundos congregados en un largo pasillo de reflexión, algunos minúsculos fragmentos de conversaciones que no eran capaces de aullentar mis propios pensamientos.

¿Porqué pensar si a fin de cuentas estaba segura de que pensar no me llevaría a nada diferente a lo ya antes pensado?, eso lo supe desde que di el primer paso. No entiendo porque complicarme, tampoco entiendo por qué no hacerlo, pienso que tienes tantas cualidades que no he encontrado en ninguna otra parte, me imagino lo mucho que podríamos hacer juntos si nos enamoraramos, pero también me pregunto si vale la pena deshacer tantos planes y comenzar con algo totalmente nuevo, da miedo abandonar cierta seguridad para adentrarse en algo desconocido.

Durante todo el tiempo que estuve caminando sentía miedo, me dan miedo las personas, siempre llega un momento en que siento que alguien me acosa, o me quiere hacer daño. De repente alguien me habló, alguien que yo no conocía y mi miedo fue aún más fuerte, pero seguí caminando, tratando de contagiarme de la confianza de las otras personas que pasaban frente a mi dejando una leve estela de calor a mi costado o diferentes fragancias.

Pensé en que me gustaría escribir lo que pensaba, pero sentí que si lo escribía perdería su esencia, el hecho de ser pensamientos, ideas tan libres como la fría brisa que erizaba mi piel. Esta noche pude haber pensado muchas cosas, pero llegué a una sola conclusión: quiero conocerte aún más y no de la misma manera en que pesaba hacerlo, quiero conocer todo lo bueno y lo malo de ti, con calma, a través de las palabras y en segundo lugar a través de las caricias.

Comentarios

Entradas populares