Pequeño Amor


En el primer instante que los vi no alcancé a ver sus rostros, sólo derepente sus perfiles al moverse. Ambos llevaban uniforme de escuela y no se tocaban entre sí, hablaban como dos amigos que se acompañan de camino a casa después de la escuela. Ella tenía ojos verdes, su hermosa mirada era acentuada por un lunar que resaltaba en su mejilla, él de piel morena y nariz afilada, nunca apartaba su mirada de aquella niña de poco más de quince años. Se sentaron a mi lado y pude apreciar más de cerca la bella juventud de sus rostros y como sutilmente sus cuerpos se alcanzaban a tocar hombro con hombro. Entoces fue cuando ella entre suspiros recordó aquel momento en que lo vio por primera vez y como fue que se enamoró de la belleza de aquel niño que hoy ya era más que eso aunque no aún un hombre. Se besaron levemente, no sé sí en los labios o la mejilla, ella tomó suavemente la mano de él y él le susurró algo al oído. Un momento de silencio y calma pasó entre sus miradas. Tras ese leve ensueño ella se despidió con un beso en la mejilla y él la dejó bajar del autobus sin dejar de observarla hasta que la distancia no dejó rastro de su imagen.

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